próxima estación: berlín

Antes de explicarles el porqué del título, les quería mostrar los dos nuevos amigurumis-bodoques que hice esta semana. Son Pepe y Quique (oso y conejo respectivamente) y ya están en Tienda Palacio de San Telmo.
Son los primeros que llevo a la tienda de ese barrio, vamos a ver como funcionan. El tema es que solo pude llevar 9, y todos chiquitos, porque está semana me pasó algo muy especial.
Paso a contarles después de la imagen...


A los amigurumis que estoy llevando a la Tienda les pongo una etiquetita con el nombre del susodicho, el blog y una dirección de mail. A pesar de que se habían vendido unos cuantos, nunca nadie me había contactado. Pero el miércoles me llega un mail de una chica llamada Anna preguntándome donde más vendían mis amigurumis...Ehhh, primera cuestión: acaso debería llevar mis muñecos a otras tiendas??? Tal vez... pero no me dan las manos!!! Definitivamente, un tema a solucionar. La otra cuestión, y la cuestión genial, fue el contacto. Resulta que esta señorita Anna es de Berlín, y estaba pasando unas vacaciones con su novio en Argentina (de paso, conoció el Norte de Argentina y yo todavía no, da ganas de llorar). Visitando lugares en Buenos Aires, y buscando cosas lindas para llevar, se enamoró de Palermo, y ahí se encontró con Jacqués, el monito. Pero como era para regalo pero quería una para ella, me pidió otro, más dos zorritos!!! Sí, un montón, y tenía solo dos días para terminarlos. Pero ahí no se termina... Resulta que Anna, además de ser una excelente diseñadora gráfica (está en alemán, pero definitivamente vale la pena darle una ojeada), escribe para una revista de crafts de Alemania, y me quería hacer una entrevista!!!!

Increíble. Super contenta. Inexplicable lo que se siente. Ah, el ego. Jeje. Bueno, el tema es que nos encontramos el sábado enfrente de Coucou (linda tiendita, tal vez podría venderlos allí..). No hicimos la entrevista in situ porque mi inglés hablado apesta, y para ella era mejor hacer lo vía mail. No sé si realmente va a pasar, tal vez, diciéndolo acá, lo quemo. Pero no me importa, estoy feliz.
Y ahora cuatro de mis muñecos están haciendo feliz a alguien en Berlín... feliz, feliz.

Así que, nada, solo eso, compartir mi felicidad...